Eventualidad

Pues eso. Que estoy hasta la gola. Escribir es llorar, y salir es escapar, es romper los grilletes para fluir en ríos de pensamientos que, como en una pesadilla abrumadora y violenta, sólo revierten en taciturnas soledades.

Conduzco durante tres horas sin rumbo, evocando recuerdos y vivencias pasadas, visitando antiguos parajes que quedaron marcados de una u otra manera en la retina, y aún así, ahora que he vuelto tras cientos de kilómetros, sigo preguntándome ¿qué estoy haciendo con mi vida? Solitaria y silenciosa es la respuesta a dichas cavilaciones.

La única verdad es que todo es mentira, porque al cambio, la transgresión y la libertad se contraponen la monotonía, el conformismo, y la subyugación del yo en aras de la masa, solapamiento de un futuro inalcanzable y utópico que nos pierde en nuestro ahora.

Pronto el orto alumbrará este páramo anidado solo por los cuervos y los zorros.

Vivo con esa esperanza.

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Es tan largo el olvido

Dedicado a
PiToFLäuTiKä,

quien me enseñó que aún quedan estrellas en la noche.

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Nombres de paso (II/II)

A la vocacional brasileña sin nombre,
que en una locura de verano apareció,
y entre risas al niño que fui espabiló,
en la tarde que despertó a este hombre.
Quién lo diría el día antes a ese pobre,
rapaz que jugaba en moto en carretera,
con amigos de a tanto la carrera.
Se le ocurrió tirarse a la tarima
de besos sin más, y hoy escribe la décima
que le recuerda a ella, anónima de bandera.

A las extrañas Any, Paty, Estefanía,
con sus muchas virtudes y defectos,
con las que hacía grandes proyectos,
con las que soñé despierto un día.
Al llegar el final, en sus senos moría
la esperanza y muchas promesas.
Flores de lis que idearon empresas
que por delante Inmaculada se llevó.
Lucía con sus manos los restos enterró,
fiel recuerdo… ¿por qué no regresas?

En el nacimiento de un nuevo año
Ainhoa se presentaba como quien dice,
de improviso y sin ambages, cómplice
de húmedos momentos entre el rebaño.
Pasaban las horas y concurrido era el baño,
Tania en esas de reojo y con lápiz de labios,
retocaba la máscara de seducción con el Larios,
profanando sus virtudes entre el público,
haciendo amigos de barra y amor impúdico.
Momentos de fiesta para ferroviarios…

Entre los trazos de Ivy, su vestido
parecía flotar como lo harían
dos gotas perdidas, y saltando morían
de placer, en el vacío del beso perdido.
Y la luz Áurea en la noche ha salido,
rozando en sus doradas manos el final
de una historia digna de merecer una señal
que nos guíe, en esta confusión de imágenes
veloces y fugaces, escalofríos dando de bruces
con la realidad, contumaz verdad universal.

La llamaba caótica, por nombre Sara.
Hoy es el mañana tanto como el ayer,
y resecas las heridas, me fui por no volver
a escuchar palabras nunca dichas, cara
afición de vacíos y silencios, para
suicidarme cada día bajo su dirección.
Aprendí el placer de saborear mi corazón,
y bebiendo mi propia sangre desgarro
los momentos juntos, he aquí mi despilfarro,
con estos versos lo muestro sin más dilación.
Si pretendo salvar mi vida, de destruirla
a un paso debo estar; no sería tan terrible
si no me hubiera gustado tanto, incomparable
sensación de saber que una pequeña esquirla
enclavada en tu interior, tus noches birla.
Ahora ya no hay más sueños que robar,
ya no son con ella; comprendí en el mar,
que ya no estaríamos más tiempo solos
cuando por azar estuviéramos juntos.
Le digo adiós a este amor, no volverá a matar.
Au revoir, mi amor no te volverá a rondar.

Alicia, ignorante de las fuerzas oscuras
que obraban en este ingrato mundo,
donde se vive sin pensar en lo profundo,
y se apuesta al azar con uno mismo,
quería echarnos el guante a dos ya mismo.
Mi amigo envainó la espada y dio su adiós,
y yo, tras dudarlo un momento dije rediós,
corre mientras puedas, o en serios problemas
nos veremos; ¡cuidado! a veces obsesionas
para mal, y no verte es mejor para los dos.

Nombres de paso que marcaron mi vida.
Para bien o para mal apelan a momentos,
a imágenes de uno mismo como retratos,
en etapas de niebla del pasado confundida.
Jéssica, Aroa, permanece la llama encendida,
como vestigio perdido en la lluvia vespertina,
que ignorado en el lago de los sueños anima
a seguir adelante y a no bajar la guardia,
porque de qué sirve sembrar la discordia,
entre tú y yo, que nos une y separa esta rima.

Si la historia empieza desde el principio,
tengo mucho en qué pensar,
y es que el porvenir dará que hablar.
Depravado furibundo y monje solitario,
el de rígida planta, todo lo secundario
quedará en la memoria de mis coetáneos.
Como Adriana, cruel juego de foráneos
penetrando en su vida, su yang es ramera,
queriendo olvidar su futuro en la espera
de los plácidos vapores del presente.
¡Siéntelos! No existe opio más potente.

Nombres que sin duda vendrán, Celia,
entre ellos puede que Mónica
sea a fin de cuentas la auténtica.
O ellas no, y de la mano de Victoria
hagamos juntos la metáfora aleatoria.
Sandra puede materializarse una mañana
mientras tú tomas un café servido por Ana,
o conduces tu vida presto a la factoría,
ignorando que tu nueva compañera es María.
Incierto y mágico futuro… ¿qué nos deparas?


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