Tic Tac

Otra noche más, de madrugada. Esperando al alba tumbado en el sofá divago entre las brumas de una imagen sentada junto a mi cabeza. Y venga a darle vueltas, oye, que no hay manera de despejar la mente. Podría decirse que vaya, que en qué cosas piensa la gente. Pero mira, me suda la polla. Oh, ha dicho un taco, huhuhú, qué le pasa a éste. Pues no lo sé, o sí. Resulta que la niebla que envuelve los caminos por los que transito es torticeramente obstinada, y ya me da igual todo.

Calada va calada viene se pasan los minutos, tic tac, suena el reloj. Tic… tac. Delirios velados de amores y horrores, de sufrimientos y gozos, de ausencias y presencias no deseadas, como la sombra que continúa sentada junto a mí, que la lista ni se mueve, y susurrando, acaricia el lomo de diamante del quinto corazón que esta noche estreno en vano intento de digresión.

Me levanto y ojeo una revista a la luz de la luna. Parecen felices esos actores, y me pregunto, ¿lo son? ¿Acaso eres feliz? Me dirijo a ti ahora que me lees. Pregúntate si lo eres, si la vida que llevas es la que imaginaste. Oh, espero que sí, que me repliques con un sí alto, tan alto como las estrellas. Porque si no, amiga, es momento de replantearse algunas cosas. No encontrarás en lo que sigue lecciones, ni preguntas, ni siquiera verdades, no. De haberlas me las habría cuestionado antes yo, ¿no crees? Por el contrario, mi pequeño aporte versa sobre los principios en los que construimos los futuribles de nuestra imaginación, que optimistas por naturaleza tratamos de cimentar en la realidad.

En qué nos fijamos para darle fuego a nuestra existencia. En nuestro entorno obviamente. Y dime, princesa de la noche —perdona si te imagino mujer, es la inercia del verano—, ¿es ese entonces, ese ahora, el hoy que nos hace tener el alma en carne viva, el que nos hace bailar a su ritmo sobre el cálido colchón de lechos perdidos? Me explicaré mejor. ¿Crees que nuestra realidad se cimienta en experiencias pasadas, o es en las futuras en las que proyectamos nuestras esperanzas? No lo sé. Porque a grandes rasgos todo se reduce a la manera en que miramos a la vida. En pasado, presente, futuro, o tecnicolor. Es lo mismo, lo que todos nosotros sentimos —ya está bien— no vale una mierda si no lo exteriorizamos, por lo que de todo esto sólo he podido sacar algo en claro: Vive y siente ahora, porque el crepúsculo llegará, y lo que pierdas esta noche, difícilmente lo recuperarás mañana.

Posted by Unknown |

0 comentarios: