Mal Día


Hoy.

Tú, me amargas el día, con tus reproches y tus malos gestos.

Tú, sí tú. No eres más que la sombra de la impotencia, sin embargo decides continuar.

¿Acaso un simple deseo para un amigo, sobre su salud, no es óbice para tacharme de irresponsable?

Lo siento, me dan igual vuestras rencillas, un amigo es lo primero.

Sigue pues, de la mano de la soledad, compartida con el frío y humeante ambiente de la necedad.

No hay derecho, no juegas a un juego de estrategia ni yo soy un peón en tu absurdo tira y afloja, no, no cuentes conmigo.

Y a vosotros, amigos del tercero, os digo que me dan igual las tensiones y distancias que os traéis con ella. Alzar los brazos y abrazar la idea de que el orgullo, no es más que el apéndice del ego y cuando este es demasiado largo, conviene desecharlo. De lo contrario, se enreda asfixiando una amistad que nunca debió palidecer.

No tiene sentido ocultarlo, quién sabe qué intenciones velan vuestras conciencias, en mi opinión, las cosas deben seguir su curso natural.

Quítate esa corona de espinas que dices que llevas y disfruta del azul del cielo ahora que puedes.

Triste observador de una realidad que tiñó de gris una amistad, sin saber siquiera por qué ni cómo solucionarlo.

Por mí, eso lo tengo claro, no hay problema.

Queda mucho por investigar…
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Difuso es ya el recuerdo, fríos los corazones…

Posted by Unknown |

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