Imagina

Imagina por un momento que somos —la humanidad en su conjunto— un bebé que apenas ha comenzado a gatear. Imagina ahora que el mundo que lo rodea y en el —y por él— que está comenzando a experimentar y a descubrir, es el universo. Probablemente cuando crezca olvide estos momentos de asombro ante lo desconocido, pero ahora todavía es capaz de sorprenderse con el simple brillo de una bombilla, y por supuesto ignora todo de la electricidad y de quien acciona el interruptor que da luz a su felicidad. Imagina por último, que esa bombilla cálida y brillante es una estrella, una galaxia, una nebulosa, o un planeta. ¿Quién mueve los hilos que en ocasiones parecen mostrarse ante nosotros como casualidades del Destino, como destellos de lucidez? ¿Qué da luz a éste bebé que lo hace intentar erguirse y alcanzar lo inalcanzable? ¿Qué o quién nos motiva a soñar?

Ahora el bebé duerme tranquilo, pero nosotros ¿para qué irnos a soñar, si hablando aquí podemos imaginar el mejor de los sueños?

¿Dónde acaba el infinito de la imaginación; dónde comienza el coto de lo posible?

Posted by Unknown |

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