Marla

Sol de día
y oscura de noche,
luz acompañada,
curiosa en el coche,
no le dolía,
no se la oía,
soñar enamorada…

Que hoy está escondida,
que mañana soy yo,
que el ayer es ella.
Que se llamaba Marla,
de segundo, furtiva.
Que se fue
como llegó,
que llegó,
como se fue,
sin ser una doncella,
con el don.

Adicta al jaque mate,
de varias partidas
de ajedrez, sin empate.

Y es sombría la vigilia.
Paras en la duermevela,
te tumbas, no sin ironía
apagas la vela,
y despides tu conciencia.
Anhelas compañía,
olvidas la inocencia,
izas nueva vela.
Empieza tu feria
con ella, ¡quién lo diría!

Sé que voy a diñarla
en breves instantes.
Ser testigos, pero antes,
recordar su nombre:
se llamaba Marla,
y “no durmió”
con este hombre,
sino que sólo nació,
de noche su hambre.

Adicta al jaque mate,
de varias partidas
de ajedrez, sin empate.

Y pasó, como pasan
los años, y me atrapó
como nunca se atrapan,
el gato y el ratón.
Es el alcohol y la música,
sutil abrazo
e infernal muestra.
La tomé del brazo,
y sin arte ni retórica,
dos almas como la vuestra,
sin duda ni práctica
dijeron, esta es la nuestra.

Adicta al jaque mate,
de varias partidas
de ajedrez, sin empate.

Adicta al jaque mate,
de varias partidas
de ajedrez, sin empate…





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