Miradas

Hay miradas y miradas, lo sé. De hecho hay tantas como estados de ánimo y personas hay en el mundo. Esta afirmación no es baladí, aunque lo parezca. Nunca me cansaré de bucear en la mirada del amigo, o del niño, o del amor. Esas miradas, azules en ocasiones, verdes, marrones en otras, siempre dicen algo del interior de la persona. A veces me pregunto si no habrá algo más que un simple cruce de mirada, si por el contrario una coincidencia momentánea que provoca una sonrisa viene dada por diversos estímulos inconscientes a nivel hormonal, o si precisamente esos ojos son los que provocan la emanación de torrentes de sensaciones y deseos, de pensamientos, dudas o incluso tormentos en el crepúsculo de nuestra mente.

De cualquier forma es un tema fascinante. Hay días en los que parece que los astros o quién demonios controle los hilos que en ocasiones te llevan a la perdición, o en otras te sacan como por milagro de ella, estén de tu parte. Días en los que —aparentemente por casualidad— todo sale rodado. Es ciertamente un hecho curioso. Te levantas, te pegas una ducha y al mirarte al espejo descubres la primera mirada del día, que no es sino reflejo del ser que conformas en este ahora. Pero no termina ahí, porque ese brillo color miel que no son sino tus propios ojos parecen decirte desde el más allá que hoy es un buen día. Es lo de siempre, que si nuestra buena predisposición nos revierte durante el día y los demás en beneficios y ventajas. Pero a mí me da bastante lo mismo, porque estas líneas se están enrevesando y yo mismo me pregunto a dónde diablos quiero ir a parar.

Es igual, porque cada uno conserva en su memoria cierto número de miradas que lo marcaron para siempre. Y nadie elige las cosas que recuerda. Puedo ser yo, pero desde mi experiencia me permito decir que no hay nada que más cale de una persona que lo que estás pensando, en efecto, su mirada. Conservo unas pocas, pero al revivirlas me invaden las emociones. Tal vez se trate de eso, y la magia de las mismas radique en su perpetuación en el tiempo, reverberando en el alba del mañana…

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