Resurrección

Estoy vivo, o eso creo. Puede que lo de anoche no fuera más que un aviso, como la fría calavera que nos observa desde lo alto del armario, esperando. He tenido que bajar hasta lo más profundo para caer en la cuenta; hacía frío, y olía a soledad, a auténtica penitencia. Posado en ese abismo del naufragio no puedes respirar, todo te oprime; estás en la fosa cavernaria. Puede que exista, o no existir, mas las lágrimas sellaron para siempre ese velo de ripio sufrimiento. Soy débil, lo se. Lo de anoche me lo demostró, es fácil caer en él.

Sin embargo de todo se aprende y lo he hecho, vaya que sí. Si me permitís un consejo, derribar cuanto antes los pocos ídolos o ilusiones que podáis haber erigido sobre la frágil simiente de la ensoñación. No sirven más que para dar el amargo fruto del desencanto. Vivir cada día sin esperar nada, aspirar a vosotros mismos y ser sensatos, nunca sabrás que vizcaína te depara el próximo quiebro del sendero.

Y algo más importante aún. Actuar, no esperéis sentados, hay demasiados chacales aguardando. Luchar por lo que creáis que es justo, abanderar las causas que ideéis, pero no permanezcáis expectantes. No lleva a ninguna parte.

Posted by Unknown |

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