Lágrimas de Chapa

Pues eso. Que andaba yo el otro día buscando una pieza para mi coche, cuando me pregunté, por qué no sumergirme en un desguace, en busca de mi el dorado particular.

Ante mí, la devastadora perspectiva de ver miles y miles de chatarras antes conocidas como automóviles.

Mientras caminaba, a paso lento, entre los despojos de antiguas berlinas, mientras pisaba restos de espejos y cables, rebozados en la negra amalgama de aceite mineral, mientras observaba a algunas personas ir poco a poco desmontando, rapaces, lo poco útil que quedaba de esos fantasmas, reflexionaba sobre las viejas glorias, lomos de metal, que tenía a mi alrededor.

Triste final, pensé para mis adentros.

Y no pude dejar de comparar ese cementerio de almas perdidas en el macilento vertedero del desguace, con el frío susurro de la parca cuando siega vidas, amputando del ágora a los antaño hombres de negocios, reyes o políticos, pero también a gente sufrida, abnegada en sus quehaceres, humilde y buena persona.

Lo cierto es que no distingue y se lleva cuando toca hasta al más pintado, dechado de virtudes.

Todos acaban igual, siendo carcomidos poco a poco por los gusanos, que pacientemente, desguazan sus restos.

Y es que en esta vida, todo se recicla.

Posted by Unknown |

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