Cabeza Líjar


Resulta paradójico, cómo a alguien tan solitario puedan, primero, venirle sueños de una mujer durante meses y que, de improviso, ésta aparezca haciendo tambalear sus cimientos…

Noche bajo las estrellas. Cabeza Líjar, de nuevo, mudo testigo de mis emociones y recuerdos.

Bajo la centelleante mirada de miles de luceros, que me recordaban tu mirada, repaso recuerdos y momentos.

Las compañías me distraen, de no ser por ellas, habría vuelto a caer en el pozo sin fondo de los que aman sin esperar nada a cambio.

Bajo Vega, Deneb y Altair, las tres inmóviles luciérnagas azules, me siento como un niño, ahora triste por haber dejado un mundo que lo hacía enmudecer.

Sólo las estrellas en fuga, señales que pueblan mi soledad interior, me consuelan. Gracias a ellas se que en el futuro, volveré a sentarme a tu lado y reír, feliz, seguro y transformado.

Mis amigos, jugueteando, deciden bajar abajo y tener un poco de intimidad.
En lo más profundo, aún siendo feliz por ellos, no puedo evitar sentir cierta envidia. Sólo con haber recibido un beso tuyo me hubiese bastado, sin embargo, me veo obligado a poner buena cara, frente a la galería…

No te culpo, jamás lo haría, el único con miedos he sido yo…

Mi Dama Azul, simplemente me queda desearte lo mejor, con la esperanza de que en el futuro, seas una chica de éxito y a la que los problemas no supongan más que pequeños baches en tu Destino…
(Foto: El Sol de un nuevo día nace dichoso, ignorando las penas que ha causado durante su ausencia. -C. Líjar-)

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