Una tarde cualquiera


En una tarde cualquiera, de un día cualquiera, de un verano cualquiera…

Nos adentramos en las oscuras tinieblas de un lugar perdido, en un pueblo sin norte, sin rumbo.

Tú, yo y la ausente compañía de un amigo en fase menguante.

Se hizo la oscuridad, sentados al final de la rumorosa sala, parecíamos felices. Al menos en mi caso, aquella situación me animó y me hizo feliz, mientras sabía que tú también lo eras.

Cómplices miradas, fugaces risas, permanente sonrisa.

Empieza la película, se hace el silencio, apenas roto por las ocasionales risitas, toses o traspiés de los que, como nosotros, habían elegido aquella mágica noche para contemplar al caballero oscuro.

El Joker hace de las suyas, veo que te gusta, no me extraña, siempre los malvados han ejercido sobre la sociedad una atracción inexplicable.

Pasan los minutos, compartimos comentarios al tiempo que nuestro amigo se enzarza en mil y una conversaciones al móvil. No me importa, estoy a tu lado y eso me basta, me has alegrado el día con tu presencia y tu buena disposición.

Entre escena y escena, un fugaz roce de nuestros brazos, me eriza la piel. Como se de un colegial se tratase, no puedo evitar ruborizarme ante ti, es algo imposible de controlar y a su vez mágico.

Desearía que no hubiese acabado la película, continuar el uno junto al otro, empaparme de tu presencia, de tus sonrisas, de tu permanente amistad.

Gracias por ser como eres, no cambies nunca…

Posted by Unknown |

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