El Por Qué


Ayer, mientras charlábamos mi tío y yo sobre temas trascendentales y religiosos, tocamos un punto que creo que debe aparecer en estas reflexiones. No era otro, que el Por Qué.

Mi tío, siendo profundamente religioso, cristiano, me exponía con cierta amargura una duda que lo consumía. ¿Cómo es posible que los científicos acaben siendo ateos?

Yo le repliqué que, precisamente, los que van proclamando su ateísmo, son los menos indicados, son los científicos menores. Los verdaderos científicos, los grandes, no piensan lo mismo, es tanto lo que saben, que no conciben que del azar haya salido este exquisito orden.

Le puse un ejemplo, a modo de explicación, para tratar de hacerle entender cómo la ciencia está en posesión de la mitad de la verdad (con minúscula).
Le dije que pensara en las partículas más pequeñas, los átomos. Teniendo dos átomos en el vacío, éstos, además de otras fuerzas, experimentan una atracción mutua, recíproca. Pues bien, la ciencia es capaz de explicar el Cómo se atraen esos átomos, pero… ¿y el por qué?

¿Por qué desde siempre, como ejemplo, las cosas se atraen? Algunos dirán que por su masa, pues yo le contesto que dónde está esa ley que dice que dos cuerpos se atraigan recíprocamente.
Conocemos pues, el hecho, se atraen, conocemos las condiciones para que lo hagan, tener masa pero… ¿Cómo explicar por qué experimentan esa tensión?

La respuesta, no nos la podrá explicar jamás la ciencia, podrá hallar cada vez partículas más pequeñas, nuevos compuestos, pero la gran interrogante seguirá pesando ¿por qué?

Hay que buscar la respuesta en lo trascendente.

Personalmente pienso que esas leyes universales de la materia y el espacio han sido muy bien diseñadas por alguien superior, Dios, para que la vida en este y en otros planetas se desarrolle y evolucione.

Naturalmente, en esta vida, La Verdad, nunca la alcanzaremos, tendremos pues que esperar a pasar al otro lado.

Esa segunda mitad del misterio de la vida, como digo, se complementa con la Fe.

Ciencia-Trascendencia, no son sino las dos caras de la misma moneda, nunca se verán complementadas en esta vida, siempre enfrentadas tratando de explicar los misterios del universo.

Mientras experimentamos la vida, esa sucesión de presentes que no se repetirán, no nos queda otra que Confiar, de lo contrario, nuestro conocimiento será cojo, manco o miope.

Por fortuna, aunque los científicos lo sean, la sociedad de este planeta no lo es, avanza, paso a paso, sin prisas, pero sin pausas y aunque los resultados no se puedan verificar, los beneficios son palpables en el interior de cada corazón.

Termino con una pregunta:
¿Qué te dice tu corazón, (no la razón), somos producto de un cúmulo de casualidades hilvanadas una tras otra o, por el contrario, tiene que haber algo detrás?

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