Principio Omega
PRINCIPIO OMEGA
Información, eso es, nos falta información.
Quizá si reparásemos más en las señales del Destino (con mayúscula), podríamos disponer de un horizonte más abierto, más humano.
Es una lástima comprobar como las vidas de las personas se consumen amarradas en las prisas, presas del tiempo y de las manecillas del reloj.
Más aún, permanecemos aletargados y distraídos por cosas que no deberían ocupar el espacio destinado a la VIDA, a las experiencias, a saborear cada instante, cada fragancia, cada suspiro, en definitiva, la Vida entendida como una sucesión de presentes que no se repetirán en este nuestro actual estado.
Quien sabe, quizá el mal llamado “juicio después de la muerte” (entre comillas, Dios no concibe la justicia, no somos capaces de ofenderle ni a propósito), no sea más que la gran carcajada universal, al vernos en la otra vida y comprobando por nosotros mismos que la vida no es más que un suspiro. (Las caras deben ser un poema)
Si, atendiendo a un propósito que no es mío, nos consagráramos al “Principio Omega”, nos abandonáramos en las manos del Padre, nuestros problemas serían empequeñecidos y probablemente, los afrontaríamos de uno en uno, igualando las fuerzas en liza.
No es fácil, yo lo estoy intentando, pero doy fe de que los resultados son inmediatos y gratificantes.
Abandonarnos al Destino, sin preocupaciones, Él sabe, cada cosa a su momento.
No hagamos pues, planes más allá de nuestra sombra, de lo contrario, el Buen Destino sonreirá burlón a nuestras espaldas.
El hombre propone y Dios dispone…
Ω es el principio.
Información, eso es, nos falta información.
Quizá si reparásemos más en las señales del Destino (con mayúscula), podríamos disponer de un horizonte más abierto, más humano.
Es una lástima comprobar como las vidas de las personas se consumen amarradas en las prisas, presas del tiempo y de las manecillas del reloj.
Más aún, permanecemos aletargados y distraídos por cosas que no deberían ocupar el espacio destinado a la VIDA, a las experiencias, a saborear cada instante, cada fragancia, cada suspiro, en definitiva, la Vida entendida como una sucesión de presentes que no se repetirán en este nuestro actual estado.
Quien sabe, quizá el mal llamado “juicio después de la muerte” (entre comillas, Dios no concibe la justicia, no somos capaces de ofenderle ni a propósito), no sea más que la gran carcajada universal, al vernos en la otra vida y comprobando por nosotros mismos que la vida no es más que un suspiro. (Las caras deben ser un poema)
Si, atendiendo a un propósito que no es mío, nos consagráramos al “Principio Omega”, nos abandonáramos en las manos del Padre, nuestros problemas serían empequeñecidos y probablemente, los afrontaríamos de uno en uno, igualando las fuerzas en liza.
No es fácil, yo lo estoy intentando, pero doy fe de que los resultados son inmediatos y gratificantes.
Abandonarnos al Destino, sin preocupaciones, Él sabe, cada cosa a su momento.
No hagamos pues, planes más allá de nuestra sombra, de lo contrario, el Buen Destino sonreirá burlón a nuestras espaldas.
El hombre propone y Dios dispone…
Ω es el principio.
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