Vida


-¿Intentar hacer una descripción pragmática de lo vivido estos días pasados?
No vale la pena.

-¿Escribir una bella alegoría de los sentimientos?
Demasiado difícil alcanzar el nivel deseado, equiparable solo al nivel de emociones y sentimientos experimentados.

-¿Poema?
Es posible, quizá lo más acertado.
El único capaz de reunir en una palabra la auténtica dimensión de lo vivido, el auténtico poder de lo sentido: Amor.

-¿Parábola?
Dicen que un día, un joven sintió la llamada del misterio y que ese joven, tanteando, comenzó a aventurarse en el oscuro sendero de lo metafísico, de lo sencillamente increíble a ojos de la ciencia.

Según caminaba por la senda, a veces cruzaba zonas de claros, en donde la confianza brillaba, donde la verdad se imponía, donde los sentimientos afloraban. En otros momentos, las zonas oscuras le rodeaban, ahuyentando a un ser llamado certeza y que en su ausencia, era sustituido por la incertidumbre.

Cuentan que era acompañado por animalillos que jugaban a su alrededor, al son de los sentimientos de su corazón.

Un día miró al cielo, se encontraba en un claro, iluminado por la luz de una luna en continua custodia.
De pronto, sorprendido, preguntó a las estrellas qué eran aquellas luces que centelleaban en el firmamento y que parecían saludarlo.
Éstas respondieron que eran sus hermanos mayores, hijos del mismo Dios, que habitaban el espacio, esperando a que él, algún día, se encontrase con ellos.
Y ellos, en respuesta al saludo del chico, realizaron un círculo en el trigo que en ese momento, él acariciaba.
Era una señal y su mensaje, una esperanza: “Siembra el Amor y recibirás Vida.”

En otra ocasión, se hallaba descansando al pie de un formidable árbol, que además de sombra y cobijo, le proveía de alimento, cuando aparentemente por casualidad, un libro llamó su atención y con él vino la información.
Se dice que de la mano del saber, el miedo hizo las maletas y ahora marcha hacia el norte.

De la mano de señales y guiños, un día arribó al puerto de los que, como él, buscaban la Verdad. En dicho puerto, conoció a seres semejantes a él, quienes le brindaron su apoyo y comprensión, más aún, le otorgaron una amistad que no pesa, que calienta pero no quema.

Y dicen que ahora el chico avanza acompañado y que puede vérsele en ocasiones de la mano del Amor. Surcando los cielos de quienes, como él antes, empiezan a intuir que hay mucho por descubrir.
[En homenaje a quienes buscan la verdad, tras los finos velos de las pequeñas causalidades. ]

Posted by Unknown |

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes de la exploración del espacio, la luna y los planetas.. el hombre defendía que el cielo era el hogar de poderosos dioses, que controlaban no solo el basto firmamento, sino también el destino terrenal del hombre. Y que el panteón de tan emblemáticos dioses..era la causa y razón de la condición humana, durante el pasado y el futuro, en su honor, se crearían grandes monumentos tanto la tierra como en el cielo, pero con el tiempo el hombre sustituyo aquellos dioses, por nuevos dioses y nuevas religiones. Que no proporcionaron respuestas mas ciertas, o inamovibles, que aquellas en las que griegos, romanos o antiguos egipcios basaban sus adoraciones.. Aunque ahora hayamos elegido dioses monolíticos y benevolentes y hallamos volcado nuestra fe en la ciencia.
Todos los creyentes esperamos una señal, una revelación.. Nuestras miradas se dirigen al cielo dispuestas a aceptar lo increíble, encontrar nuestro destino escrito en las estrellas. ¿Pero como podremos ver mejor? ¿Con una mirada nueva o con los ojos del pasado?

Siempre amigo, Absal0m.

Anónimo dijo...

Cuando algo es correcto o cierto, algo (si estás atento) salta en tu interior como un chispazo, llámalo intuición ;)

Por otra parte, pienso que precisamente, en el pasado oculto y olvidado, está nuestro futuro.

Un abrazo.