Noble Corcel


Un buen día de Abril te presentaste ante mí y como un leve susurro que pasa casi inadvertido, me hiciste saber que serías mía.

Esperabas, solitaria, a que alguien posara sus ojos en tu esbelta figura, deslumbrante color y perfecta sincronía. Y llegó el momento, al verte, mi corazón se aceleró y desde ese momento supe que tarde o temprano serías mía.

Ocho largos meses pasaron, con sus domingos cargados de melancolía, con sus noches insuflando un porvenir que se demoraba, quizá divertido ante este poco paciente ser…

Al fin, llegó el día de tomarte, de llevarte en volandas a tu nuevo hogar.
La carretera, el frío y el viento silbaban a tu paso, como una chica vestida de fiesta, mostrabas tus dotes allá por donde acertaras a rodar.

Miles de kilómetros me acompañaste, nunca me hiciste un mal gesto, nunca una mala cara, como una gran guerrera, exhibías tu lomo de metal orgullosa de tus batallas.

Ni el frío ni la lluvia te amedrentaban, parecías tener cierta predisposición por mostrarme tu mejor sonrisa en las peores condiciones, cada noche, al despedirnos, me hacías un guiño de complicidad, sabías que no te fallaría y yo a su vez también.

Y llegaron los circuitos, como siempre, tu rugido sonaba a dulce voz, desplegada por las gradas del Jarama. La gente se levantaba a tu paso, en verdad eras bella…

Sin embargo, esta bonita historia de amor tocó a su fin. Fue un impulso, lo se, me deshice de ti como de un calcetín viejo, a sabiendas de que me arrepentiría como de hecho, lo estoy.

Sólo me queda el consuelo de que tu nuevo novio es un buen chico, quien sabe, quizá un día nos crucemos por la carretera…

Amiga mía, compañera del alma, raudo y veloz corcel, estés donde estés, te deseo lo mejor. Te queda toda una vida por delante, siempre anidarás el cajón de los recuerdos de mi corazón.
¡Ciao bella!
22/04/08

Posted by Unknown |

0 comentarios: