Proyección


Desde hace un par de meses, llevo practicando la relajación y la proyección mental, viaje astral, desdoblamiento etc…

Voy a relatar mis avances y experiencias en este campo, que si bien son muy pocas en relación a personas más experimentadas, creo que vale la pena relatarlas. Más que nada debido a lo insólito de las mismas.

Habrá gente que no crea en este tipo de cosas, aunque he de decir que yo hasta hace bien poco tampoco creía…

Bien, comenzando por una definición, podríamos definir una proyección o desdoblamiento como una especie de viaje fuera de nuestro cuerpo. Un estado alterado de consciencia en el que salimos literalmente del cuerpo para movernos de forma invisible a lo largo del mundo. Tiene las características de teletrasportación, atravesamiento de paredes y vuelo.

Hasta ahí lo que se y he experimentado. Encuentro lógico y normal el rechazo hacia estas ideas, pero no soy el único que las experimenta y más aún, las disfruta.

Como decía, empecé haciendo relajación después de comer, llegar al estado Alfa de las ondas cerebrales y experimentar por mí mismo las sensaciones que se experimentan al hacer estas cosas.

Bien, al hacer estas cosas normalmente uno se relaja tanto que acaba durmiéndose, aunque hay ocasiones en que verdaderamente uno se siente alguien distinto a su cuerpo, ya que no lo siente. Esto es lo que normalmente experimento, si bien he tenido dos o tres excepciones muy interesantes.

Al poco de llevar haciendo estas técnicas de relajación, me di cuenta de que recordaba mejor mis sueños, cosa por lo visto normal.

Lo interesante viene aquí, ya que un buen día, además de recordar los sueños, soñé uno mismo dos veces a lo largo de la noche, con la diferencia de que la segunda vez fue un sueño lúcido, es decir, me di cuenta de que estaba soñando in situ.



En ese momento y en la transición del sueño a la vigilia, sin saber por qué, me levanté con decisión haciendo una flexión, sólo que al hacerlo en esa fase intermedia, todo fue espectacular…

Al hacerlo, me vi yo mismo más alto que si fuera una flexión sobre la cama, con mucha más luz que de costumbre en la habitación (3:00 a.m.)
Y con auténticas vibraciones de cintura para arriba, como si me estuviese electrocutando y para colmo, atravesando las sábanas, pues al despertar del todo (duró quizás 10 segundos) mis sábanas continuaban bien prietas. En fin, un misterio que ya no me dejó dormir.

A continuación expondré lo que he experimentado hoy y que me ha motivado a escribir esta reflexión.

Hoy me he dispuesto a continuar con las técnicas de relajación y proyección que dejé de practicar hace más de un mes por quizá, un poco de miedo.

Antes de nada, me he encomendado a Dios y me he puesto en sus manos, con la esperanza y el deseo sano de tener novedades en este tema, avanzar en definitiva con esta técnica.

Bien, me he dispuesto, me he tumbado, me he tapado, he bajado las persianas y me he preparado para la aventura ;)

Después de llevar quizá veinte minutos de relajación total, he acabado por dejar de sentir mi cuerpo, como siempre, salvo una excepción, he deseado con todas mis fuerzas abandonar mi físico y volar por encima de mi azotea.
He tenido un par de idas y venidas de mi consciencia, alternando imágenes con estados conscientes, hasta que de improviso, me he visto flotando unos quince o veinte metros por encima de mi azotea (9º piso), justo en la vertical sobre mi cama, pero muchos metros por encima.

El paso de mi cama a las alturas ha sido instantáneo. Ha sido increíble comprobar que todas estas cosas son reales, puesto que el poco rato que he permanecido allí arriba he comprobado que mis sentidos gozaban de una agudeza desconocidas en mí, siendo capaz de distinguir perfectamente los detalles de las ventanas de las viviendas que dan al patio interior.

Me he movido, no mucho, la verdad, tenía cierta inseguridad, no más de un metro a la redonda, pero ha sido increíble, además y para colmo, no tenía vértigo. Era lo más natural del mundo.

Y la vuelta a mi cama ha sido igualmente instantánea, oscureciéndose todo y despertando ciertamente sobresaltado, como creo que es lógico.

Después lo he vuelto a intentar y el primer sitio que ha venido a mi mente ha sido mi garaje, trasladándome allí instantáneamente. Aunque en esa ocasión ha sido muy fugaz y sólo he podido distinguir mi coche y el de mi padre, pero los he visto…

En fin, estas cosas necesitan experimentarse para creerlas, yo he tenido que ver para creer, sin embargo, estas cosas existen.

Por último, decir que lo volveré a intentar, merece la pena.

Gracias Señor por cumplir mis señales.

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