Desde el Bauprés

Es de todos conocido, que la música relajante e instrumental es ideal para la meditación y la proyección. Así que hoy me he armado de un mp3 y la banda sonora de una serie de documentales, con unas sintonías excelentes para mi gusto y me he dispuesto.

Verdaderamente es un placer relajarse, dejarse llevar, centrar todo nuestro ser en la música, en las notas, deslizándose una a una…

Al rato se percibe una progresiva disgregación mente-cuerpo y una sutil facilidad para pensar y proyectar.

Como me gustan las pruebas, me había dispuesto de unas cuantas para poder comprobar después si eran ciertas. No eran otra cosa que adivinar el contenido de un frutero, la ropa de mi hermana, la disposición de mis padres en el salón y la más difícil, averiguar cómo de avanzada se encuentra la reparación del coche de mi hermano.

Como digo, estas cuatro pruebas las experimenté y visualicé en el momento oportuno, cuando se plasmaran las imágenes delante de mí y no en el pensamiento empezaría el experimento.

Y llegó, abrí mi mente en una especie de bilocación, que me permitía saber de hechos en otro lugar y probé.

El primero, mis padres. Los vi sentados en el salón, sin mantas (importante). Justo después mi mente se trasladó a mi hermana, la vi con un jersey color ocre. Después, el frutero de la cocina, vi claramente y al instante dos plátanos, cuatro mandarinas y dos manzanas.

El último es más impresionante, realidad o ensoñación, lo que voy a relatar lo juzgarán ustedes, para mí es tan cierto como que vivo en Madrid.
Me refiero, claro, al coche y su estado de reparación, bien, estaba casi acabado y con partes por pintar. Lo vi tan nítidamente que me asustó.

Después de esto, comprobé uno por uno mis “experimentos” acertando de lleno en todos ellos.
“El que tenga oídos, que oiga”